La llegada de IED al país europeo aumentó un 18% el año pasado hasta superar los 4.080 millones de euros. La IED contribuyó a la generación de 17.545 nuevos puestos de trabajo.
Según destaca el portal especializado SeeNews, Rumanía ocupó el puesto número 12 en el ranking elaborado por la consultora Ernst & Young dentro de su último informe sobre el atractivo de Europa para las inversiones y su desempeño destacó especialmente entre los países de la región sudoriental del continente.
El documento recalca que la llegada de inversión extranjera directa (IED) a Europa alcanzó un nuevo récord el año pasado al registrarse un 15% más de proyectos que en 2015. Las 5.845 nuevas iniciativas refuerzan la idea de que las empresas quieren permanecer en el continente a pesar de los últimos problemas de inestabilidad económica.
Esto se tradujo además en un incremento del 19% en el número de nuevos puestos de trabajo creados por ella, con casi 260.000 nuevos empleos.
En el caso concreto de Rumanía, el año pasado fue el mejor desde 2008, ejercicio en el que se captaron 9.500 millones de euros de inversión. Los 132 proyectos de inversión supusieron un 35% más que lo registrado en 2015 y más de 4.000 millones de euros.
Este país del este también destacó en lo relacionado con la generación de empleo, puesto que ocupó el cuarto lugar en el listado europeo de países donde más ha contribuido la IED a ello, con 17.545 nuevos puestos de trabajo creados en 2016, un 38% más que en el ejercicio anterior, según la página web www.icex.es.
Una región en evolución
Rumanía, Serbia y Bulgaria fueron los únicos países de la zona ubicados entre los 20 principales destinos para la IED en el continente durante el año pasado. Sin embargo, si incluimos también la región de Europa central, se constata que el conjunto atrajo en 2016 casi la mitad de los proyectos industriales de inversión extranjera del continente.
De hecho, los países del este y centro de Europa se han convertido en un destino de especial relevancia entre los fabricantes de automóviles, que localizan plantas de ensamblaje en países como Eslovaquia, lugares en los que encuentran trabajadores con alta cualificación y reducidos costes.
De forma paralela, muchos proveedores también optan por construir nuevas plantas para garantizar así los suministros y los sistemas de entregas just in time.
Aun así, Bulgaria destacó aquí por su evolución negativa en 2016, ya que el flujo de inversiones extranjeras descendió casi un 60% hasta quedarse en apenas 682 millones de euros en ese año.
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