El día 1 de septiembre de 2017 entró en vigor el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania que habrá de impulsar la cooperación y las relaciones entre el país eslavo y el resto de los países de la Unión Europea, si bien, buena parte de las disposiciones de carácter político o comercial, entre otras, venían ya aplicándose desde 2014.
La anexión de Crimea por parte de Rusia y la inquietud generada por la presión militar, política y económica ejercida por Moscú desde el Báltico al Mar Negro llevó a países como Polonia o Rumanía a acercar posturas con Kyiv a pesar de los contenciosos históricos, territoriales y emocionales que estos, y otros países vecinos como Hungría, Rumanía o Moldavia, tenían con Ucrania.
La inconsistente armonía que se iba imponiendo entre estos países, no obstante, se ha visto amenazada, solo cuatro días después de que en Bruselas se celebrara la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación, con la firma de la Ley de Educación 2145-VIII por parte del presidente de Ucrania, Petró Poroshenko.
La ley ha provocado malestar e indignación especialmente en Hungría y Rumanía, dado que en Ucrania viven casi medio millón de rumano-parlantes y unos 125.000 húngaro-parlantes, además de otras minorías como búlgaros, eslovacos, polacos, griegos, turcos y los ruso parlantes. A lo largo del mes de septiembre se han sucedido declaraciones contundentes y realizado gestos ásperos por parte de las más altas instancias políticas y sociales de los países vecinos del nuevo socio europeo con el fin de manifestar el rechazo y la inquietud que la nueva ley había generado en ellos.
A fin de conocer un poco más el problema y ampliar la perspectiva de este auténtico terremoto político, cultural y social que sacude el Este de Europa, preguntamos a expertos y ciudadanos de algunos de estos países cuál es su experiencia y su visión de un asunto que ya está condicionando las relaciones institucionales de los que son ya viejos vecinos a la par que futuros socios.
Entrevista con Olena Sloia, cantante lírica rumana nacida en Ucrania y ruso parlante nativa
R.: Uno de los argumentos defendidos por el ministerio de educación ucraniano para aprobar esta ley es que los alumnos que se han formado, exclusivamente, en las lenguas no oficiales del estado ucraniano acaban encontrando dificultades cuando llegan a la universidad, al impartirse la educación superior solo en ucraniano. ¿Conoce casos que confirmen esta afirmación?
O. S.: Mucha gente que ha estudiado solo en rumano – desde 2004 se estudiaba solo una o dos horas a la semana de ucraniano – ha tenido muchos problemas porque tenían que irse a estudiar a Rumanía o a Moldavia y, después, convalidar los títulos en Ucrania. Algunos van a universidades pequeñas que están más cerca porque los exámenes se podían hacer en ruso, una lengua que todo el mundo entiende, pero si querían entrar en otras universidades u otros estudios, por ejemplo técnicos, debían hacer exámenes de acceso en ucraniano y escribir en ucraniano, lo que suponía una gran dificultad para personas que nunca lo habían estudiado ni hablado un idioma que, para ellos, no era ni siquiera su segunda lengua. En muchos pueblos donde solo hay rumanos, búlgaros o turcos, nadie hablaba ucraniano, nadie, solo lo escuchamos en la televisión. Yo estudié en un colegio ruso y tenía dos horas de ucraniano a la semana: cuando fui a Kiev a estudiar en el Conservatorio Nacional no tuve tantos problemas.
R: La obligación de impartir la enseñanza en ucraniano, aun permitiéndose la enseñanza del rumano durante unas horas, ¿podría hacer desaparecer el rumano de Ucrania en el futuro?
O. S.: Cuando a los padres se les da a elegir entre matricular a sus hijos en una escuela donde la enseñanza es en rumano u otra en la que esta es en ucranianos, casi todos, si tienen la oportunidad, elegirán la ucraniana porque son conscientes de que, de otro modo, no podrán avanzar y más ahora que la gente se ha hecho muy nacionalista. Más de la mitad de Ucrania habla ruso, pero ahora los exámenes se pasan en ucraniano y los profesores han de hablar en ucraniano. Antes, un profesor te preguntaba si querías que te examinara en ucraniano o en ruso, pero ahora puedes tener problemas e, incluso, expulsarte de la universidad. Mi tía, que es profesora, me dice que solo han entrado cinco alumnos en la escuela de su pueblo para estudiar rumano y más de treinta en ucraniano.
Por supuesto, es un problema porque van a acabar teniendo el mismo problema que yo: hablo rumano, pero, como nunca he escrito en rumano, no soy capaz de escribirlo. Esos niños van a tener el mismo problema porque sus padres les van a hablar en rumano, pero en la escuela les van a enseñar ucraniano y, poco a poco, de primer idioma, el rumano pasará a convertirse en segundo idioma. Es como ocurre en España, por ejemplo, con los niños rusos: en tres o cuatro años, solo habla español y ya piensa en español. Eso es lo que creo que va a pasar porque es un problema que conozco.
R.: ¿Qué medidas propondría para evitarlo?
O. S.: Puedo proponer que a esos niños se les enseñe rumano hasta que finalice su período de escolarización, al menos desde los seis a los doce años. Deberían tener, al menos, dos horas de lengua y Literatura rumana a la semana. Solo así creo que estos niños no perderán su lengua materna.
Entrevista con Miroslava Kosovska, directora de Colegio Cristiano Ucraniano “Svitanok” de Alcalá de Henares
R.: Uno de los argumentos defendidos por el ministerio de educación ucraniano para aprobar esta ley es que los alumnos que se han formado, exclusivamente, en las lenguas no oficiales del estado ucraniano acaban encontrando dificultades cuando llegan a la universidad, al impartirse la educación superior solo en ucraniano. ¿Conoce casos que confirmen esta afirmación?
M. K.: La nueva ley ucraniana de educación, sobre todo el Artículo 7 relativo al idioma de enseñanza, no infringe de ningún modo la Constitución de Ucrania. El Ministerio de Educación y Ciencias de Ucrania proclama la voluntad de crear las condiciones necesarias que permitan a los niños de las minorías nacionales aprender el ucraniano, para poder continuar los estudios más adelante. La ministra de Educación, Lilia Grinevich, explicó la situación actual que consiste en el problema de que los niños una vez haber terminado los estudios (con carga al Estado) no manejan bien el ucraniano. Dichos alumnos, al realizar la EVAU, demuestran un nivel muy bajo, que les perjudica en el acceso a los estudios superiores. Un alumno de dichas cualidades, es decir, sin el dominio necesario del idioma, cuenta con escasas posibilidades para obtener un puesto en el sistema estatal. Según la ministra, los niños que pertenecen a diversos grupos culturales, como por ejemplo húngaro o rumano, quedan aislados de la mayor parte de la sociedad ucraniana, aunque yo, personalmente, no conozco casos de manera directa.
R.: La obligación de impartir la enseñanza en ucraniano, aun permitiéndose la enseñanza de otras lenguas durante unas horas, ¿podría hacer desaparecer estas de Ucrania en el futuro?
M. K.: No, en ningún momento la enseñanza del idioma materno se niega para las minorías nacionales. Ni ahora mismo, ni tampoco en un futuro. Es evidente que siempre habrá horas dedicadas a dicho aprendizaje. Ucrania respeta los idiomas de las otras naciones y siempre contribuye a su conservación y su desarrollo. Pero, lo lógico es que todos los ciudadanos de Ucrania deben cumplir la Ley, por eso el aprendizaje en los centros educativos ucranianos debe ser en el idioma ucraniano.
R.: ¿Es positivo para Ucrania y la enriquece culturalmente el que se hablen y se preserven las diversas lenguas de las minorías?
M. K.: Si, por supuesto. En Ucrania se permite el estudio de los idiomas de las minorías nacionales. El aprendizaje y el estudio de los idiomas de las minorías nacionales son cosas muy diferentes. En consecuencia, el estudio en los centros debe realizarse en el idioma ucraniano. Ucrania siempre contribuye positivamente en los estudios y seguirá creando condiciones confortables para el estudio de las lenguas nativas por los niños de las minorías nacionales.
Entrevista con Iulian Gramatki, Doctor (PhD) en Ciencias Económcas en la Universidad Goethe de Frankfurt y activista del movimiento por la reunificación de Rumanía y la República de Moldavia
R.: ¿Cree que, aprovechando la nueva ley, el gobierno rumano podría incentivar la enseñanza de la lengua rumana con iniciativas educativas y culturales como la que supone, en el caso del español, el Instituto Cervantes?
I. G.: El equivalente rumano del Instituto Cervantes, el Instituto Cultural Rumano, podría ampliar sus actividades, estableciendo filiales en Ucrania donde hay comunidades rumanas históricas, como Bucovina, Besarabia del Sur y Transcarpatia. Los eventos organizados por estas filiales podrían apoyar también la enseñanza del rumano, que va a perder terreno en los colegios al entrar en vigor la nueva ley de educación.
R.: ¿Considera que el dominio de la lengua por parte de los ciudadanos ucranianos de la minoría rumana contribuirá a su integración laboral y académica de los rumanos en Ucrania? a su integración laboral y académica de los rumanos en Ucrania?
I. G.: Es verdad que el dominio del idioma oficial del estado facilita la integración y ampliará las oportunidades para aquellos que quieren quedarse en Ucrania, pero el problema más preocupante no es el hecho de que los rumanos de Ucrania no manejen el ucraniano, sino que, al pasar las generaciones, olvidan o dejan de usar el rumano. Es la persistencia del rumano, y no del ucraniano, en estos territorios, la que ha estado amenazada durante las últimas décadas.
R.: ¿Teme por la supervivencia del rumano en Ucrania?
I. G.: Hay una gran preocupación porque, desde la caída de la URSS, el número de colegios que imparten enseñanza en rumano en Ucrania ha disminuido hasta menos de la mitad. Los rumanos que viven en unos territorios que fueron parte del espacio rumano histórico, están sujetos a un proceso de asimilación y necesitan apoyo de fuera para poder sobrevivir.
Entrevista con Sandor Dadasev, ciudadano ucraniano de origen ruso-magiar
Sandor nació en Ucrania de padre ruso y madre húngara. En los Cárpatos, su región de origen, conviven hasta 26 nacionalidades distintas y no son extraños los matrimonios mixtos. Buena parte de su familia materna solo habla húngaro y, no solo ha ido a estudiar a Hungría, sino que han instalado allí sus negocios y emprendido una nueva vida, en muchos casos, ya como ciudadanos húngaros. Sin embargo, comprende el espíritu de esta ley: “si vives en un país, debes conocer la lengua de ese país y, en Ucrania, la lengua oficial es el ucraniano”. En Ucrania, viven familias húngaras que no saben hablar ucraniano. Es natural que sea “obligatorio conocerlo”, pues, de lo contrario, “limitas tus posibilidades de encontrar trabajo” y la única salida es irse a Hungría.
Ahora bien, “me opondría a que el Estado ucraniano prohibiera a los miembros de las minorías conocer y hablar su lengua u obligara a hablar exclusivamente en ucraniano, porque esas minorías tienen unos derechos”.
Entrevista con Ana Gutu, Doctora en Letras, profesora universitaria y primera vicepresidenta del Partido de la Unidad Nacional de la República de Moldavia
R.: Como experta en el mundo francófono, ¿cree que la nueva ley de educación de Ucrania sigue el modelo napoleónico de uniformización basado en el concepto de Nación-Estado o es producto del chovinismo?
A. G.: La nueva ley ucraniana de educación es un intento de volver al Estado-nación después de un largo período de ocupación soviética, y, sobre todo, una continuación lógica de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Pero, la medida incluida por esta ley que permite a las minorías étnicas el acceso a la educación en sus lenguas maternas solamente durante el ciclo elemental no tuvo en cuenta la historia reciente de los territorios ucranianos, a saber, la anexión por el régimen de Stalin de Besarabia meridional, de Bucovina septentrional y del país de Herta. En el trazado de las nuevas fronteras por el cual se dio a Ucrania importantes territorios no se ha tenido en cuenta a la población rumana que los habitan. Los rumanos no emigraron hacia Ucrania como, por ejemplo, rusos (en respuesta a las políticas demográficas estalinistas de migración forzada de rusófonos hacia las exrepúblicas soviéticas). Ellos ya estaban en su casa. Es el imperio soviético el que ha ocupado el territorio rumano y ha entregado a Ucrania el norte de Bucovina y el sur de Besarabia. Por tanto, las autoridades ucranianas deberían tener más consideración hacia problema identitario y lingüístico de las poblaciones que habitan esas regiones en la actualidad. Los habitantes de estas regiones, que ya han sufrido las políticas soviéticas de desnacionalización, se encuentran en un situación incómoda. Privar a estos habitantes, incluida la minoría rumana, de sus derechos lingüísticos, significa vulnerar uno de los valores europeos, el respeto a los derechos de las minorías.
Ucrania debe comprender que su trayectoria europea dependerá en gran medida del apoyo que le den sus socios y vecinos. Lesionar el diálogo con ellos promoviendo una ley incorrecta no le aportará ningún beneficio.
R.: Con la nueva ley desaparece la educación impartida íntegramente en lenguas no oficiales del estado ucraniano, pero se abre la posibilidad de ofertar horas de formación en dichas lenguas. ¿Podría constituir una oportunidad para ofertar lenguas de la UE como el rumano, el húngaro o el griego en centros educativos ucranianos donde antes no se impartían?
A. G.: El sistema educativo público de todo país está basado en las instituciones escolares. Todo gravita alrededor de las escuelas. Los niños pasan allí la mayor parte del día. Es mucho más eficaz para ellos cursar todo el programa en su lengua materna que asistir a clases complementarias en la misma. Y más teniendo en cuenta que en las regiones donde existe un alto porcentaje de rumanos el problema no sería la carencia de profesores rumano parlantes.
Transformar un programa escolar en lengua materna en un simple curso opcional condena a esa lengua a la marginación en provecho de la lengua oficial (el ucraniano). Lo afirmo como lingüista: el medio lingüístico en estas regiones es el ucraniano – TV, Radio, burocracia institucional – de tal manera que no existe el riesgo de que la gente no conozca la lengua del país. En cambio, existe un serio riesgo de ser desnacionalizado por completo.
R.: Según el censo de 2001 (cit. Por ABCnews) en Ucrania se estima que hay alrededor de 400.000 rumano-parlantes, de los que solo 150.000 se consideran rumanos, considerándose el resto moldavos. El interés por preservar la lengua y cultura y rumanas por parte de los que se consideran moldavos, ¿podría favorecer el fortalecimiento de la identidad rumana tanto en Ucrania como en la propia Moldavia?
A. G.: ¡ He aquí una cuestión fundamental! ¡ Para responder a esta cuestión evocaré el artículo 7 de la Ley 5029-VI del 03.07.2012 qué instituye la lista de las lenguas regionales de Ucrania, que incluye la lengua moldava (sic) y la lengua rumana. Esta previsión legislativa contraviene, primero, el principio científico, porque no existe lengua moldava. En segundo lugar, me parece que la confusión ha sido introducida deliberadamente en el texto legal para separar a la comunidad llamada “moldava” de la comunidad rumana. El objetivo de presentar políticamente una estadística errónea implica defender que existen dos comunidades diferentes, dos minorías étnicas distintas. Pero, en realidad, la comunidad rumanófona de Ucrania está constituida por alrededor de 500.000 personas, la segunda en importancia después de la minoría rusa. Esta diferenciación de los rumanos de las regiones anexionadas, esta insistencia en establecer una dicotomía entre rumano y moldavo, de alimentar la confusión no resulta demasiado honorable para los políticos ucranianos que, con ella, se alinean con las políticas imperiales rusas que todavía atormentan a los antiguos territorios soviéticos.
Entrevista con Tatiana Gunko, profesora universitaria y Directora del Centro español de Lengua y Cultura de la Universidad Nacional Minera de Dnipro
R.: La nueva ley educativa ucraniana, en cuanto a la enseñanza de lenguas oficiales y no oficiales del estado, ¿constituye un paso decisivo para equiparar la situación a la de la mayoría de las legislaciones de países de la UE al respecto o supone una vuelta de tuerca del nacionalismo ucraniano?
T. G.: Las preguntas disyuntivas ofrecen solo dos posibles respuestas. Blanco o negro. Democracia o nacionalismo. Además, el tópico del nacionalismo ucraniano sale cada vez que los intereses políticos de nuestros vecinos se ven afectados. Sin embargo, el sentido común nos dice que es normal que los ciudadanos ucranianos estudien en ucraniano, ¿no? Y si pertenecen a las minorías étnicas, parte en ucraniano y parte en su lengua materna. No se les impone una enseñanza cien por cien en ucraniano, pero tampoco se les permite estudiar exclusivamente en una lengua que no es la oficial del Estado, especialmente en los colegios estatales financiados con fondos públicos. En mi humilde opinión, ha sido una medida bastante meditada, enfocada a encontrar un término medio para resolver la situación.
R.: Los efectos de esta ley sobre las minorías más afectadas como la húngara o la rumana, ¿puede lesionar sus derechos y a la preservación de su cultura o, por el contrario, contribuirá a una mayor integración de esta población en la vida cultural, social, etc. de Ucrania?
T. G.: Otra pregunta disyuntiva. Pero la respuesta parece más que obvia. Si un niño estudia exclusivamente en húngaro, rumano u otra lengua, no hay posibilidad de que se integre en la sociedad ucraniana. No podrá estudiar ni formación profesional ni carreras universitarias. Para empezar, no aprobará el examen de acceso a la universidad equivalente al de la selectividad española. En las universidades ucranianas se puede estudiar gratis e incluso con becas. Lo importante es obtener una buena nota en dicho examen cosa que, sin tener conocimientos del ucraniano, parece totalmente imposible. Por esta razón me pregunto, ¿qué futuro profesional espera a esos niños en Ucrania? ¿Ser mano de obra barata? Y si ven su futuro profesional fuera del país, resulta que en Ucrania estamos educando con dinero público a la gente que a priori no contribuirá al desarrollo del Estado. Dicho esto, creo que ya el hecho de producirse esa situación, es intolerable y las exigencias de las minorías que se declaran afectadas son claramente illegítimas. No veo cómo el hecho de estudiar ucraniano pueda lesionar sus derechos.
R.: Dicha integración, ¿puede contribuir, a su vez, a un diálogo más fluido y fértil entre Ucrania y la UE? ¿De qué manera?
T. G.: Buena pregunta. Como dice el refrán, hablando se entiende la gente. Sobre todo si es un diálogo constructivo. Sin embargo, por parte de nuestros vecinos que se consideran afectados, no veo voluntad para el diálogo sino voluntad para el conflicto. En los medios de comunicación se afirma que en Ucrania se van a cerrar las escuelas húngaras, polacas, rumanas, etc. y no es verdad. La nueva ley estipula que a partir de la secundaria (quinto año de estudios) es obligatorio estudiar en ucraniano. Enteramente o en parte, según el tipo del centro educativo. Se puede enseñar parte de las asignaturas en las lenguas oficiales de la UE. Eso quiere decir que en particular los niños húngaros o los rumanos, por ejemplo, tendrán más posibilidades en el futuro ya que dominarán dos lenguas, la materna y la oficial del país. Por eso espero que el sentido común gane y se establezca un diálogo constructivo para llegar a un acuerdo mutuo sin recurrir a chantaje ni ultimátums.
JORGE MARTÍN
PROFESOR DE HUMANIDADES
En colaboración con:
- Ana Gutu, Doctora en Letras, profesora universitaria y primera vicepresidenta del Partido de la Unidad Nacional de la República de Moldavia.
- Tatiana Gunko, profesora universitaria y Directora del Centro español de Lengua y Cultura de la Universidad Nacional Minera de Dnipro.
- Olena Sloia, cantante lírica rumana nacida en Ucrania y ruso parlante nativa.
- Iulian Gramatki, Doctor (PhD) en Ciencias Económicas en la Universidad Goethe de Frankfurt y activista del movimiento por la reunificación de Rumanía y la República de Moldavia.
- Sandor Dadasev, ciudadano ucraniano de origen ruso-magiar.
- Miroslava Kosovska, directora de Colegio Cristiano Ucraniano “Svitanok” de Alcalá de Henares.
Fuentes consultadas:
- ABCnews.
- Embajada de Ucrania en la República de Argentina.
- www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2017/07/11-ukraine-association-agreement/.
Fotos: Archivo de colaboradores y pixabay.com
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