La exposición 1989: Bucarest – Praga – Varsovia. Instantáneas de la transición hacia la democracia

El año 1989 fue decisivo en la historia más reciente de Europa. El sistema comunista se reveló, finalmente, como un coloso con pies de barro. La difícil situación económica, sumada al creciente descontento social y las continuas protestas masivas, abrieron una brecha en el Telón de Acero. En apenas un año empezó el rápido proceso de democratización de todo el antiguo bloque soviético, informó el Instituto Cultural Rumano.

Aquellos momentos dinámicos, llenos de entusiasmo, inseguridad y nuevos retos, fueron inmortalizados en Polonia, Rumanía y Checoslovaquia por varios fotógrafos que retrataban los turbulentos cambios en las calles y los centros de la oposición. Un lugar destacado lo ocupan los reportajes sobre la situación en Polonia de Chris Niedenthal, ganador del Premio World Press Photo en 1986. Sus fotos siguen siendo obras de referencia para cualquier publicación sobre la época. También en Checoslovaquia y en Rumanía hubo muchos fotógrafos, cuya obra constituye un valioso testimonio de la realidad de los días de la transición hacia la democracia, a la que está dedicada esta exposición.

Colectiva. 1989: Bucarest – Praga – Varsovia. Instantáneas de la transición hacia la democracia

03.06.2019 — 01.09.2019

Sede: Convento de Santa María la Rica — Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Calle Santa María la Rica, 3, 28801, Alcalá de Henares — Madrid.

Horario:

Martes-sábado 11.00 h – 14.00 h / 18.00 h – 21.00 h

Domingo : 11.00 h – 14.00 h

Entrada libre

1989: Bucarest fotografías de Florin Andrescu

Flashback es un mosaico en blanco y negro de la historia reciente de Rumanía. Las fotografías presentan, desde una perspectiva exenta de prejuicios, el turbio ambiente previo a la situación que llevaría al derrocamiento del régimen comunista, así como los contrastes que marcaron la vida cotidiana del periodo 1989-1990, y sobre todo las restricciones y prohibiciones de todo tipo que después de décadas de terror hicieron que “la polenta explotara” (polenta –gachas de harina de maíz, consumidas en los pueblos en lugar de pan), expresión que gritó un revolucionario desde el balcón del Teatro de la Ópera de Timișoara, la ciudad donde se encendió la chispa de la Revolución Rumana.

Además del aislamiento específico de todas las dictaduras totalitarias, el de Rumanía usaba también la pobreza extrema. Para representar la vida cotidiana de aquellos tiempos, son emblemáticas las imágenes de las interminables colas, formadas desde el amanecer, para obtener los alimentos básicos necesarios para la supervivencia (pan, leche, aceite, azúcar, etc.); alimentos que se distribuían en pequeñas raciones. El racionamiento de los alimentos (así como el de la energía eléctrica, térmica y el combustible) se impuso a toda la población como una medida opresiva, aunque, obviamente, todo se hacía para el bien del país, “alentada” de esta manera a vivir “más sano” y a generar ahorros por el bien de la patria. Estas drásticas privaciones contribuyeron al crecimiento sin precedentes de las exportaciones y a la iniciación de proyectos faraónicos. El adoctrinamiento se realizaba desde la guardería, porque cada persona tenía “la responsabilidad” de contribuir a la prosperidad del país y a cantarles odas a los “amados líderes”.

Las fotografías seleccionadas muestran escenas reales, imágenes de lo más diversas, desde mercadillos y rastros al aire libre a enlodadas calles de las ciudades en construcción, desde niños sin techo (drogadictos de los años 90 que consumen sustancias alucinógenas) a grupos de pequeños “Halcones de la Patria” (en rumano Şoimii Patriei –una organización comunista de Rumanía para los niños de 4 a 7 años, fundada en 1976 siguiendo el modelo del movimiento “Octubrista” de la Unión Soviética), desde trabajos en fábricas y horas extras a favor de la comunidad a hoteles de lujo y lugares de diversión para turistas extranjeros, desde comidas en cantinas de fábricas a vacaciones en balnearios, desde ferias y campamentos de gitanos al ejército, desde tabernas hasta camas de hospitales, etc. No faltan las manifestaciones centradas en el culto de la personalidad y las obras para el acondicionamiento de las construcciones urbanas (un verdadero desastre para el patrimonio arquitectónico, en muchos casos arrasado por completo), verdaderos modelos de arquitectura de inspiración soviética.

En este contexto, la revolución del 89 se produjo como una liberación de un régimen coercitivo que había transformado a todo el país en un gran campo de concentración comunista.

Florin Andreescu. Nacido en de 1962, es fotógrafo, cineasta, editor.

Durante los años 80 y a principios de los 90, Florin Andreescu documentó la vida cotidiana de los rumanos, desde un enfoque personal, inmortalizando escenas típicas de aquellos tiempos difíciles, a través de fotografías que no se podían enseñar y publicar en aquellos tiempos, cuando la censura era muy estricta y la “denigración de la realidad socialista” se castigaba con penas de prisión.

Todas estas instantáneas se publicaron en la prensa posterior a 1990 y se incluyeron en los dos álbumes Flashback, publicaciones de gran éxito, que se han reeditado en varias ocasiones. Este mismo año se publicará el tercer volumen de la serie Flashback. En los últimos diez años, estas imágenes se han presentado en varias exposiciones, tanto en Rumanía como en el resto de Europa.

“En la primera parte de mi vida no tuve ningún sentimiento narcisista. Solo tuve la revelación del tiempo y de la época en que tuve que vivir. Creo que de esta manera podré hablar con más facilidad sobre la vida de los años 80 y 90 del siglo pasado”. Florin Andreescu.

Comisarios: Miroslawa Kubas-Paradowska, Maria Floarea Pop y Stanislav Škoda.

Organizan: Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Embajada de Rumanía en el Reino de España, Instituto Cultural Rumano, Centro Checo, Instituto Polaco de Cultura, EUNIC y PHotoESPAÑA.

Foto: Instituto Cultural Rumano Madrid / Facebook