Escritor, eslavista, ilustre madrileño – Juan Eduardo Zúñiga: de Sofía… a Bucarest

Foto: Violina Petková, Consejera de Asuntos Políticos, Sr. Ivan Kondov, Embajador de Bulgaria en Madrid y la hija de Zúñiga. El pasado jueves, 27 de junio de 2019, la embajada de la República de Bulgaria en España hizo entrega de la condecoración de la Orden de los Santos Cirilo y Metodio al escritor y erudito D. Juan Eduardo Zúñiga (Madrid, 1919), – la cual fue recogida por su hija Adriana – por su labor en la traducción y difusión de la Historia y la cultura búlgaras en España.

Sr. Ivan Kondov, Embajador de Bulgaria en Madrid y la hija de Zúñiga

Este ilustre madrileño – el cual cumplió cien años al iniciarse el nuevo año – es bien conocido entre los búlgaros y eslavistas por su labor como traductor y divulgador de la Historia y la Literatura de este país balcánico; sin embargo, su relación con Rumanía es menos conocida, a pesar de que, en plenos años treinta, siendo muy joven, se interesó en adquirir una gramática de rumano a través de la cual poder aprender esta lengua.

En 1944, con solo 25 años, publica Hungría y Rumania en el Danubio; las luchas históricas en Transilvania y Besarabia, una de las monografías en español más completas y rigurosas que se han editado en nuestro país sobre la Historia de ambas naciones; sin embargo, resulta extraordinaria la exposición que hace de la Historia y “las luchas históricas” de Besarabia, territorio que, aproximadamente, vendría a coincidir con la actual República de Moldavia, de modo que nos encontramos con un texto realmente completo y minucioso en relación a la Historia y la Geografía humana de este disputado territorio, escrito en una España en la que, aun hoy, pocos son capaces de situarla en el mapa del Continente.

En las páginas de su ensayo aparecen caracterizados el Dniéster, – del que nos recuerda que, en rumano, es el Nistru -, el Budgeac (sic), región hoy perteneciente a Ucrania e, incluso, se hace referencia a la minoría gagauza y al problema de Transnistria, en un texto que bien podría ser hoy utilizado por profesionales de la comunicación españoles para contextualizar noticias de un país cuyo nombre comienza a escucharse cada vez más en España, merced a los esfuerzos realizados por sus diplomáticos y por los ciudadanos moldavos interesados en dar a conocer su país entre los hispano hablantes:

„Las colinas precarpáticas ondulan la Besarabia del Norte, unificando su geografía con la de Moldavia. La capital, Chisinau (en ruso Kishinief), era antes de la guerra del 41, una población bella y moderna que tenía 117000 habitantes y de la que, al retirarse los rusos, solo quedaron ruinas”.

Si bien es cierto que Juan Eduardo Zúñiga se inclinó, finalmente, por la lengua y la Literatura búlgaras, se percibe en este libro la profunda simpatía que sentía hacia el pueblo rumano:

“De estos trágicos años esperamos que la personalidad internacional de Rumanía salga aumentada, como lógico resultado del proceso ascensional que impulsa la vida de este pueblo, cuyo dramático destino le depara circunstancias amargas y desgraciadas”.

Se convierte, así, en un hito notable de la rumanofilia hispánica que tiene como punto de partida más caracterizado al diplomático Ramón de Basterra y que se ha visto estimulada por una percepción compartida en relación los países de la Europa del Este, tal y como refleja Zúñiga en La Historia y la política de Bulgaria (1944):

“Así es la península balcánica de la Europa oriental: una tierra castigada por un destino ciego que, desde hace siglos, la condena a vivir en eterno combate contra las fuerzas universales que en ella convergen”.

Un análisis que, sin embargo, ha servido de acicate a estos rumanófilos para reivindicar un futuro luminoso para el país balcánico.

JORGE MARTÍN

PROFESOR DE HUMANIDADES

Fotos: Archivo de colaboradores – JORGE MARTÍN, PROFESOR DE HUMANIDADES