Mercedes Albi, escritora especializada en danza, ha efectuado una interesante investigación sobre la figura de Dolores de Pedroso y Sturdza – cuyo retrato custodiado en el Museo del Prado ya la hizo protagonista de un artículo publicado, en 2017, en el Periódico El Rumano en España – plasmada en su libro “Dolores de Pedroso y La Quica, dos mujeres unidas por la danza”, recientemente publicado por Ediciones Cumbres.
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P.: ¿Cómo llegaste a conocer la figura de Dolores de Pedroso?
Mercedes Albi: Fue por casualidad, y también, gracias a una excelente amiga, Cecilia Rodrigo Camhi, la hija del compositor y Presidenta de la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo. Ella me mostró unas cajas que custodian en la Fundación que contenían los recuerdos relacionados con la danza de Dolores de Pedroso. Ese fue el inicio. Fue como tirar del hilo del tiempo. Entonces comencé una apasionante labor de investigación. Seguí la pista de Lolita de Pedroso, que así la llamaban familiarmente, a través de referencias bibliográficas y testimonios de los que la conocieron… Todos me ayudaron a completar para mi libro la historia de una mujer fascinante. Sus sobrinos Isabel y Carlos de Pedroso fueron fundamentales para esta labor.
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P.: ¿Qué dato te llamó más la atención del artículo que leíste en el Periódico El Rumano en España que citas en la entrada sobre La Malena que publicaste en tu web? (Una (medio) rumana en el Museo del Prado: Dolores de Pedroso y Sturdza en la playa de Biarritz)
Mercedes Albi: Me pareció muy bien escrito y con datos muy valiosos sobre las raíces rumanas de Dolores de Pedroso y Sturdza. Y es que lamentablemente sobre ella había muy poco escrito; también se han escrito cosas inexactas, por lo que valoré mucho el artículo por su estilo y rigor.
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P.: A Lolita de Pedroso le gustaba vestirse con trajes orientales durante los años treinta, pero no será hasta los años cuarenta cuando, tanto ella como su padre, desarrollen actividades diplomáticas en distintos países del Norte de África y Oriente Medio. ¿Pudo influir el orientalismo, tan de moda desde el Romanticismo y potenciado por artistas como Fortuny ya a principios del siglo XX, en la pasión de Lolita por la danza española?
Mercedes Albi: Dolores de Pedroso, aunque cronológicamente no pertenece a la época del romanticismo, sí encajaría con los ideales de este movimiento por su temperamento apasionado, individualista y libre, y como a los románticos, le encantaba la cultura oriental. Pero ella conocía los países del norte de África desde mucho antes de ejercer labores diplomáticas, incluso perteneció al cuerpo de Damas Enfermeras de la Cruz Roja, organizado bajo el patrocinio de la reina Victoria Eugenia, que desempeñaron labores humanitarias en Marruecos durante la Guerra del Rif.
Pero su amor por la danza era algo que debía sentir desde niña, y hay testimonios en la prensa escrita de alguna actuación benéfica suya, concretamente en París en 1931, donde Lolita de Pedroso baila piezas de Manuel de Falla. Pienso que Lolita nació artista, pues además de bailar, componía, tocaba la guitarra y cantaba sus propias canciones… Y cuando lo hacía, a veces se disfrazaba con trajes orientales como describe Dionisio Ridruejo en sus memorias. Pero por su elevada posición social nunca se dedicó profesionalmente a ello.
P.: ¿Se limitó Lolita al baile flamenco o también promocionó otros bailes y danzas?
Mercedes Albi: A ella le encantaba la danza española en sus 4 estilos: flamenco, folklore, bolera y danza estilizada, y fue una gran erudita y difusora de nuestro arte; pero también trajo a España el ballet, concretamente, fue por su intermediación que vino el Royal Ballet por primera vez a actuar en nuestro país, en los Festivales de Granada. El público español se quedó extasiado viendo a bailar a la célebre bailarina Margot Fonteyn, gran amiga de Lolita.
P.: „Cerrando los ojos, era / Como la luna. Danzaba / Sobre las torres. / Huía arriba y blanca”. ¿Qué imagen de Lolita proyecta el poeta Dionisio Ridruejo en sus memorias y en el poema que le dedicó?
Mercedes Albi: Dionisio Ridruejo era muy joven cuando conoció a Lolita de Pedroso en Segovia. Fue durante el verano de 1935 en Segovia, en la tertulia de Miss Fromkes, donde se reunía un selecto grupo de intelectuales. Lolita tocaba la guitarra al atardecer en una terraza frente al Parral, un lugar que actualmente recibe el nombre de El Jardín de Mr. Fromkes, junto al Alcázar. Lolita cantaba sus poemas y también los de Ridruejo; a este le impresionó tanto que escribió ese maravilloso poema cuyos versos citas.
P.: Manuel Romero, El Gallina, es un nombre que une a Dolores con el cineasta y fotógrafo Carlos Saura… ¿De qué manera los une y qué consecuencias tuvo para la trayectoria profesional del oscense?
Mercedes Albi: Dolores de Pedroso fue una mujer de las que pasan por el mundo y no lo dejan igual, en el sentido de que por ejemplo, si ella no hubiera existido, probablemente tampoco existirían los maravillosos filmes sobre danza española de Carlos Saura. Ella contrató al que entonces era un joven fotógrafo para ilustrar un libro sobre el flamenco que estaba escribiendo. Por ese motivo Carlos Saura hizo la famosa foto del cantaor Manuel Romero, el Gallina. El futuro cineasta quedó tan fascinado por el ambiente que le mostró la aristócrata que incluso intentó ser bailaor, pero La Quica, con buen criterio, le aconsejó que mejor se dedicara a otra cosa…
P.: Además de su faceta como experta y promotora en danzas españolas y como diplomática, Dolores de Pedroso fue una de las primeras corresponsales de guerra españolas; sin embargo, mientras que Sofía Casanova, la escritora gallega que relató los acontecimientos que sacudieron Rusia y Polonia a partir de 1917, es sumamente conocida, la figura de Lolita de Pedroso ha quedado un tanto oscurecida. ¿Puede contaros algo sobre su labor como corresponsal?
Mercedes Albi: En realidad, y siento afirmarlo, existe un gran desconocimiento sobre las pioneras de la labor de corresponsal de guerra. Sobre esto se ha escrito mucho y mal, o más bien de forma inexacta. Curiosamente, evidencié cuando comencé a investigar sobre la materia, que la primera corresponsal de guerra a nivel mundial fue una española: Carmen de Burgos, con su seudónimo Colombine, que reportó la guerra de Marruecos en 1909. Es difícil poder comprender, por inexplicable, que nadie ha resaltado este dato, no se han dado cuenta de que fue una española la primera reportera de guerra de la historia. Las famosas cronistas anglosajonas, sobre las que sí se han vertido ríos de tinta, comenzaron a escribir sus crónicas a partir de la Primera Guerra Mundial como Sofía Casanova.
Es una pena que no se investigue desde las fuentes y se limiten a copiar lo que otros escribieron con anterioridad, por eso no se ha hecho justicia con la figura de Dolores de Pedroso. Ella fue una gran escritora, incluso un relato suyo ganó un prestigioso premio literario en Francia, y era tan idealista que se fue a la guerra de Abisinia en 1935 para defender a los etíopes con su pluma, tal y como relato en mi libro “Dolores de Pedroso y La Quica, dos mujeres unidas por la danza”. Tuve la suerte de encontrar unas cuartillas de memorias escritas de su puño y letra, que lamentablemente solo son unas 8 hojas interrumpidas por su muerte, y que reproduzco en mi libro en donde ella describe con detalle estos hechos.
P.: José Antonio Primo de Rivera llamaba a las Pedroso las “hermanas bizantinas” dado que su madre era una princesa de la Europa oriental, María Sturdza. Este recuerdo le da pie a escribir en sus memorias que “los Sturdza eran originarios del principado de Moldavia” y que su bisabuelo fue Alteza Serenísima y hospodar de Moldavia. ¿Estaba orgullosa Lola de sus orígenes rumanos?
Mercedes Albi: Seguro que sí lo estaba, de hecho Dionisio Ridruejo escribe que las hermanas de Pedroso habían salido a su madre, que debió de ser una mujer refinada y cultísima como también lo fueron sus hijas.
Hay un dato curioso, pues se han trasferido hechos de la vida de Lolita como si los hubiera vivido su hermana Margarita, pero la que era miembro de esta selecta tertulia fue Dolores de Pedroso. Dionisio Ridruejo lo detalla en sus memorias.
P.: Sabemos que en la casa que su hermana Margarita tenía en Brihuega (provincia de Guadalajara), esta tenía un gran retrato de la reina María. Por su parte, es significativo que, en sus memorias, Dolores afirmara que “los derechos al trono de ese país (Rumanía) eran tanto de mi abuelo, como del príncipe que reinaba en Valaquia” y, a fin de evitar conflictos de derecho de familia, se pensó en buscar un príncipe extranjero para ser rey de Rumanía, con la renuncia de sus derechos de los “hospodares” correspondientes (N. de la R. – “hospodares” – los gobernantes de Valaquia y Moldavia). ¿Se imagina lo que podría haber sido toda una reina flamenca en los Balcanes?
Mercedes Albi: Dolores como reina hubiera sido tal y como también lo fue en su vida: un ser excepcional.
P.: Dolores de Pedroso llevó la danza española y el flamenco al Reino Unido y a Japón, país, este último, donde la afición tanto al espectáculo como al baile flamenco ha echado profundas raíces. Aunque la situación política lo hacía inviable, ¿cree que si Lolita hubiera llevado el flamenco a la tierra de su madre, este hubiera arraigado también?
Mercedes Albi: Sí, seguro, porque el duende es contagioso. Y tenemos un ejemplo cercano que da muestra de ello, el año pasado el Ballet de la Ópera Nacional de Bucarest ha estrenado los dos ballets españoles clásicos, El amor brujo y El sombrero de tres picos, coreografiados por Carlos Vilán, que recibió también el Premio Especial del Jurado de todas las óperas de Rumanía por la coreografía de la ópera Carmen, estrenada en Iasi, en 2015.
P.: Se ha instalado en Sevilla una profesora de Lengua castellana y Literatura que resulta ser una celebrada y singular bailaora de origen polaco, Emilia Dowgialo.¿Gozan de buena salud el flamenco y la danza española en los países del Este?
Mercedes Albi: Pienso que sí, en los países del este existe una gran admiración por la danza española y el flamenco. Nuestro arte es algo único en el mundo. Y los folklores más ricos de Europa se encuentran en los países del este y en España. La danza, cuando se baila de corazón, une a los pueblos.
Muchas gracias por tu tiempo y enhorabuena por un libro que constituye un ya un referente para el estudio de las Pedroso y Sturdza, las hijas de una princesa rumana que brillan con luz propia en el panorama intelectual español.
Jorge Martín Quintana
PROFESOR DE HUMANIDADES
NOTAS
[1] Una (medio) rumana en el Museo del Prado: Dolores de Pedroso y Sturdza en la playa de Biarritz (2017, sep. 21), Periódico El Rumano en España, www.periodicoelrumano.es
Fotos: Archivo de colaboradores – Jorge Martín Quintana, PROFESOR DE HUMANIDADES