Miles de rumanos están pasando hoy (14 dic. 2017) por el Palacio Real de Bucarest para presentar sus respetos y despedir al rey Miguel I, fallecido el pasado 5 de diciembre a los 96 años de edad, según www.wradio.com.co.
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En el primero de los tres días de luto decretados por el Gobierno, una larga cola rodea el Palacio, en cuya Sala del Trono se instaló ayer el ataúd de Miguel Hohenzollern-Sigmaringen, que reinó como Miguel I entre 1927 y 1930 y, luego, entre 1940 y 1947, cuando fue forzado a abdicar por el régimen comunista.
„Si se le hubiesen permitido entrar en el país y restaurar la monarquía, tras la caída del comunismo en 1989, estaríamos ahora mucho mejor”, lamenta a Efe Alexandru, un pensionista de 73 años que está dispuesto a esperar las tres horas de cola para despedirse del monarca, y no puede evitar que se le escapen las lágrimas.
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Tras su abdicación, Miguel se exilió en Suiza junto a su madre, la reina Elena, y un puñado de sirvientes. Tras la caída de la dictadura comunista, en 1989, Miguel I viajó a Rumanía, pero las autoridades lo obligaron a abandonar el país.
La reconciliación y el permiso para volver a Rumanía no se produjo hasta 1997, cuando se le permitió regresar y recuperar parte de su patrimonio, entre ellos varios palacios. En 2011 el Senado le reconoció sus derechos como exjefe de Estado.
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Junto al féretro con los restos del monarca, cubierto con el estandarte de la Casa Real rumana, un libro de condolencias permite a los ciudadanos dejar un mensaje de despedida. Fuera del edificio, en la verja que rodea el Palacio se acumulan las coronas de flores y fotos del monarca.
A pocos metros, una mujer explica a sus dos hijos gemelos de cinco años quién fue Miguel. „Quiero que mis hijos se den cuenta de que estamos viviendo un momento histórico y que sepan qué representó para Rumanía”, cuenta a Efe Mariela, de 36 años.
„Se le puede considerar un héroe, un verdadero líder que amó al pueblo rumano”, asegura a Gabriela, una farmacéutica de 57 años tras depositar una vela y un ramo de flores en memoria del difunto rey.
Según diferentes sondeos, el 30 por ciento de los rumanos respalda la reinstauración de la monarquía en Rumanía.
El féretro con los restos mortales de Miguel I llegó ayer en avión a Bucarest, desde donde fue trasladado al Castillo de Peles. Allí, la familia real recibió las condolencias del presidente rumano, Klaus Iohannis, y del primer ministro, Mihai Tudose.
Anoche, el féretro con los restos mortales de Miguel I fue trasladado al Salón del Trono del Palacio Real, donde quedará expuesto hasta mañana.
El sábado (16 dic. 2017) se celebrará una breve ceremonia religiosa y militar ante el Palacio Real, antes de que el cortejo fúnebre acompañe el féretro hasta la Catedral Patriarcal de Bucarest, donde se celebrará una misa.
Los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía de España acudirán a ambos actos, así como el príncipe Carlos de Gales y los reyes de Suecia, Carlos Gustavo y Silvia, entre otros invitados.
Esa misma tarde, Miguel I será enterrado en la nueva Catedral Ortodoxa, donde ya reposa su esposa Ana, fallecida en agosto de 2016. Miguel I, nació el 25 de octubre de 1921, hijo del entonces príncipe heredero Carlos y de Elena de Grecia y nieto del rey Fernando I de Rumanía.
Cuando su padre, Carlos II, renunció al trono, Miguel fue nombrado príncipe heredero y coronado rey en 1927 tras la muerte de su abuelo Fernando. Ocupó el trono hasta 1930, cuando Carlos regresó a Rumanía, depuso a su hijo y se proclamó rey.
Diez años después, con la II Guerra Mundial empezada y Rumanía bajo la dictadura del mariscal Ion Antonescu, aliado de la Alemania nazi, Carlos volvió a huir y Miguel fue proclamado de nuevo rey. Su condición de rey títere del régimen filonazi rumano terminó en 1944, cuando encabezó un golpe contra Antonescu, responsable de haber enviado al exterminio a unos 300.000 judíos rumanos, y se unió a los Aliados.
Tras la invasión soviética de Rumanía, Miguel I se vio primero obligado a nombrar un gobierno dominado por el Partido Comunista y en diciembre de 1947 fue obligado a abdicar a punta de pistola.
Foto: AGERPRES