Carlos I, rey de Rumanía en el Museo Lázaro Galdiano, Madrid

Carlos I de Rumanía (1839 – 1914) fue el primer rey rumano de la dinastía Hohenzollern-Sigmaringen, elegido, según Mircea Eliade en Bajo el signo de Zamolxis, para superar los enfrentamientos por el poder entre las distintas familias nobles de Rumanía y “aceptado por el pueblo rumano mediante un plebiscito”. Once años después de su llegada a Bucarest, la intervención del fortalecido ejército rumano en Plevna, hará posible la independencia formal del país y su proclamación como reino en 1881, lo cual, junto a diversas reformas tendentes a la modernización del país, favorecerá el que Rumanía fuera tenida en cuenta en el concierto de las naciones europeas, no obstante, estar situada entre dos imperios tan poderosos como el ruso y el austro-húngaro. A pesar de su origen alemán y de las buenas relaciones que mantenía tanto con Viena como con Berlín, no logró que la situación de los rumanos de Transilvania mejorara ni que le fuera entregada la Bucovina ni, desde luego, la Besarabia.

Durante su reinado se promulga la primera constitución de Rumanía, la red ferroviaria toma impulso y se construyen edificios y obras públicas significativas como el castillo de Peles o el puente ferroviario sobre el Danubio de estructura metálica levantado por Anghel Saligny, alumno de Gustave Eiffel, entre Călăraşi y Silistra.

Por otro lado, su mujer, Isabel de Wied, fue una notable y singular mujer, muy conocida por su actividad cultural y su faceta de escritora bajo el pseudónimo de Carmen Sylva, la cual, además, relación con importantes personajes españoles, ostentando el honor de ser Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa.

El Museo Lázaro Galdiano custodia un retrato a lápiz de este notable monarca rumano – designado como “zar de Roumanie” (sic) – que perteneció a la colección de Charles Theodore Malherbe (1853 – 1911) archivero de la Ópera de París, compositor y editor y datado de 1883, dos años después de ser proclamado rey de Rumanía.

El autor del dibujo es Manuel Luque de Soria, nacido en Almería en 1854 y que, con 16 años, se traslada a Madrid donde comenzará a colaborar con Mundo cómico. Dos años después, se instala en París donde colaborará con publicaciones como Le Charivari y Le Journal Amusant.

En enero de 1876 regresará a Madrid llegando a convertirse en uno de los caricaturistas de moda de la capital de España donde trabajaría en la decoración de lugares emblemáticos como el café de Fornos, el salón del café Iberia o los gabinetes particulares de la Cantina Americana.

En 1881 se instala de nuevo en París donde trabajará para numerosas revistas ilustradas como Le Figaro Illustré, La Caricature o la revista Les hommes d’aujourd’hui. Su prestigio fue tal que llegaría a colaborar en la ilustración de la obra de Paul Verlaine, Les poétes maudits.

En la década de 1890, a su regreso a España, colaborará con la prestigiosa revista Blanco y Negro.

JORGE MARTÍN

PROFESOR DE HUMANIDADES

Foto: Museo Lázaro Galdiano / Facebook
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