La violencia ha vuelto a sacudir Europa este martes. Al menos 34 personas han muerto y 187 han resultado heridas tras una cadena de explosiones que han azotado a Bruselas en la jornada de hoy, informó el periódico ABC.es.
El aeropuerto de Zaventem, el más importante de la capital belga, ha sido el escenario del primer ataque. Poco después de las ocho de la mañana, dos explosiones han quitado la vida a 14 personas y han dejado a 81 heridas, según los datos que se conocen actualmente. Las imágenes de pánico y las fotografías de viajeros abandonando las instalaciones arrastrando sus maletas han plasmado el miedo vivido en la zona. Los servicios de emergencia y las ambulancias no han tardado en aparecer en las inmediaciones. Los cristales de las ventanas, reventados por el impacto de la explosión, expresan la potencia de un incidente sobre el que asoman numerosas dudas todavía ahora. Como señala la televisión pública belga, el origen de esta tragedia puede estar en el ataque de un terrorista suicida que se habría inmolado. Recientemente se ha sabido que un fusil kalashnikov y un cinturón de explosivos han sido allí hallados. Sospecha que las autoridades del país han confirmado a través de un comunicado publicado en el medio «Le Soir», donde admiten que siguen la pista del atentado.
Los primeros testimonios de los testigos del atentado han manifestado el temor que han provocado las explosiones del aeropuerto. «Estaba en la fila para registrarme y he escuchado una explosión. He visto el humor, he visto a las personas, con pánico, correr hacia la salida. Ha habido una segunda explosión mucho más cerca de mí», ha narrado una joven presente en el aeropuerto de Zaventem. La potencia de la explosión ha causado el derrumbe del techo de las instalaciones, como han mostrado fotografías compartidas en las redes sociales. Los medios belgas han añadido nuevos detalles al caso, al afirmar que una serie de gritos en árabe se habrían escuchado antes de que se produjeran las dos detonaciones.
A continuación se ha puesto en marcha un protocolo de evacuación, junto a medidas que han incluido cortar los accesos al aeropuerto —tanto a través de la carretera como de los trenes— o desviar los aviones con destino a la capital belga. En España, Aena ha informado de la suspensión de todos los vuelos con destino a Bruselas, un total de 67 programados para este martes. Tanto Iberia, como Vueling, Air Europa o Ryanair han interrumpido sus operaciones con la capital comunitaria.
Explosiones en el metro
Sin embargo, el terror que ha sacudido a Bruselas, ya familiarizada con inmensos despliegues de seguridad después de los ataques del 13 de noviembre en París, no había terminado.
Una hora y media después de la tragedia en el aeropuerto se ha producido otra explosión en el metro de Maelbeek, el barrio donde se sitúan las sedes de las principales instituciones de la Unión Europea. En este caso, la explosión ha causado la muerte de 20 personas y 106 heridos, diez de ellos graves. Las medidas de seguridad han sido activadas de inmediato: los servicios del metro han sido cancelados en el conjunto de la capital belga, además del resto de medios de transporte públicos, como los trenes y los autobuses. Las autoridades no han dudado en pedir a los ciudadanos que «permanecieran donde están», para así cortar la circulación de personas como medida preventiva. La alerta antiterrorista ha sido elevado a su nivel más alto en toda Bélgica. Lo cierto es que la sensación de inseguridad se ha apoderado de la capital. A mediodía, el medio «Le Soir» ha afirmado que un paquete sospechoso ha sido encontrado en las proximidades del Palacio Real. El edificio ha sido evacuado. Por inminente amenaza de bomba, la Universidad Libre de Bruselas ha sido cerrada con sus estudiantes en el interior. Los artificieros también han hecho detonar explosivos cerca de Maelbeek, según la fuente citada.